Mujer de alambre
Si me tocas,
me vuelvo humo,
polvo rojo; arena escarchada.
Si me miras exploto en bombas de Uranio,
es mi casa un arcoíris y tiene siete puertas y ventanas,
para observar tus movimientos, paso a paso...
Soy tu mujer de alambre,
blindada en cuerpos con plumas,
con cabellos hasta el piso,
con sonrisa macabra.
Necesito tu sangre para vivir
necesito tu corazón para latir,
necesito tus ojos para ver.
¡Dame todo,
quédate sólo con tu alma!
Soy la mujer de alambre.
Ayer almorcé en la isla doliente,
no tenemos respeto por la gente
nos la comemos toda.
Todavía tengo sentimientos
es por ello que te dejo el alma
para que vagues por el mundo
con tu alma rota,
deshojada.
Soy tu mujer de alambre
bésame en cuadrados, en círculos, en rombos antes de morir.
me falta poco tiempo,
para que me lleve el rayo
y en negras humaredas
me eleve al país de la agonía,
de día es alegría en arcoíris,
pero de noche es lago de azufre con rayos.
Abrígate con metales
que te perdono la vida,
si vas conmigo al inframundo.
Donde la noche dura más que los días
y la gente revolotea como buitres,
donde la marea se levanta
en ciclones con alas,
en gritos horrorizados
en sepulturas con piernas y cabezas,
donde la gente se hunde en la tierra
donde los cráneos explotan en polvo
si no se comen humanos, por trozos.
Edith Elvira Colqui Rojas-Autora-Derechos reservados
me vuelvo humo,
polvo rojo; arena escarchada.
Si me miras exploto en bombas de Uranio,
es mi casa un arcoíris y tiene siete puertas y ventanas,
para observar tus movimientos, paso a paso...
Soy tu mujer de alambre,
blindada en cuerpos con plumas,
con cabellos hasta el piso,
con sonrisa macabra.
Necesito tu sangre para vivir
necesito tu corazón para latir,
necesito tus ojos para ver.
¡Dame todo,
quédate sólo con tu alma!
Soy la mujer de alambre.
Ayer almorcé en la isla doliente,
no tenemos respeto por la gente
nos la comemos toda.
Todavía tengo sentimientos
es por ello que te dejo el alma
para que vagues por el mundo
con tu alma rota,
deshojada.
Soy tu mujer de alambre
bésame en cuadrados, en círculos, en rombos antes de morir.
me falta poco tiempo,
para que me lleve el rayo
y en negras humaredas
me eleve al país de la agonía,
de día es alegría en arcoíris,
pero de noche es lago de azufre con rayos.
Abrígate con metales
que te perdono la vida,
si vas conmigo al inframundo.
Donde la noche dura más que los días
y la gente revolotea como buitres,
donde la marea se levanta
en ciclones con alas,
en gritos horrorizados
en sepulturas con piernas y cabezas,
donde la gente se hunde en la tierra
donde los cráneos explotan en polvo
si no se comen humanos, por trozos.
Edith Elvira Colqui Rojas-Autora-Derechos reservados
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