Lluvia peregrina que vas y vienes,
como potro agitado;
¿Por qué con mis ilusiones juegas,
mi lluvia, ilusa viajera?
Cuando vienes con tus vestidos blancos me alegras,
y cuando te vas de mi lado,
me dejas con la llaga encendida,
entre nubes grises
mascullando mi dolor...
Mi mágica lluvia peregrina,
me gusta ver tus pies,
¡Cómo por mis veredas, taciturna caminas!
Tus ojitos brillantes
me dicen que me quieres,
pero tu boca salada
me repite:
"Hasta pronto", en mil molinos de nostalgia.
Lluvia huraña, lluvia de lejanas diásporas,
¿Cuándo vendrás y no te irás tan pronto?
¿Cuándo calmarás perenne, mi sed insaciable de amar?
¡En tus voces yo me siento satisfecha y contenta!
¡Ah mi lluvia peregrina, tú tienes el aliento muy fugaz!
Hoy me susurras palabras dulces caramelos,
y mañana ni te acuerdas de mí.
Lluvia querida, tus gotas amigas, hacia mí inclina,
¡No te vayas con el sol del medio día!
No me dejes deshojando margaritas;
lava con tu presencia, mis anchas penas.
Ayer salí a mi balcón
y llegaste, fresca, esplendorosa, ¡casi divina!
Y al compás de tus gotas, canté:
¡Te amo, mi lluvia poesía,
mi dama peregrina!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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