En la boca de la vorágine del mundo actual
la mujer sube el engranaje del estrés
se levanta temprano fríe un huevo lo introduce al pan
sirve la leche, desayuna apresurada con los suyos,
se viste y se va a trabajar.
Las escaleras del tiempo acelerado le esperan
trabaja , se toma un break, luego termina agotada entre papeles, oficina, empleados, y órdenes del jefe.
Los edificios de la urbe no tienen corazón
sus relojes solo avanzan y avanzan
se quieren tragar la vida de los hombres,
que atareados no tienen tiempo para nada.
La mujer dialoga poco con los hijos
porque su tiempo se lo comió el trabajo,
pero en pocos minutos quiere saber todo de ellos
con preguntas que son contestadas en forma de telegrama.
El marido cansado, solo quiere tenderse en el sofá y cruza solo unas cuantas palabras con su esposa
y se va a descansar
y a los hijos les da solo un hola y un "no hagan bulla estoy agotado".
En la vorágine del mundo
urge un espacio para el diálogo
para la compenetración familiar,
porque si no, los lazos familiares en partículas desintegración volarán,
socavando los pilares de una sociedad de amor y unidad.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
imagen de la red Fortunato Depero
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