EL DUELO DE LA HUMILDAD Y LA SOBERBIA
La humildad hizo un duelo con
la soberbia,
ambas acordaron competir en
combate alturado.
La soberbia hacía gala de
sus talentos y de sus habilidades
la humildad asombrada solo lo
escuchaba y callaba.
La soberbia todas su hazañas
cantaba y todas sus riquezas materiales pregonaba;
la humildad tenía sus premios
escondidos bajo una rama y de sus bienes nadie sabía nada.
La soberbia le decía soberana:
-Oye humildad ¿Qué haces como
tonta allí parada?
Ven exhibe tus también tus
galas.
Pero la humildad solo
escuchaba y callaba.
La soberbia montó en cólera y
le dijo:
-¿No ves que así te gano
fácil?
Hazme competencia para que
pueda disfrutar mi triunfo,
o si no, adúlame, dame aplausos
como lluvia.
Y la humildad muy sensata le
dijo:
-Sé lo que valgo no tengo hacer
tanto brinco,
mejor callar y dejar que otros
exalten mis logros.
De tanto subir a los rascacielos
del triunfo
te puedes dar una caída muy
mala,
puede llegarte la soledad, la
vejez o los días aciagos,
entonces tus riquezas y vanidad
no te servirán de nada.
La soberbia avergonzada viendo
que la humildad muy bien razonaba,
bajó la cabeza,
¡Había perdido la batalla la ruin,
tirana!
No dejemos que la soberbia nos gane,
de vez en cuando hay que azotarla con un poco de humildad.
No dejemos que la soberbia nos gane,
de vez en cuando hay que azotarla con un poco de humildad.
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas-Perú-Derechos Reservados
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