Que Dios lo tenga en su gloria
y recite versos en los cielos,
que su voz no muera,
que se expanda por todo el universo.
Un poeta ha muerto,
pero su voz y su legado viven.
Viven en las rosas, en las aves, en el viento
que hizo suyos en sus poemarios.
Vive en su espíritu amigable,
en su voz que ansiada libertad,
en sus trinos libres inspirados.
Su canto no fue en vano su voz queda en los arcanos
para repotenciarse y salir al mundo resucitando.
En memoria de ti, poeta, escribo estos versos,
en memoria de tus largas horas en tu desván develado,
en memoria de la calidez de tu persona,
en recuerdo de tu trabajo no valorado.
En memoria de tus sueños frustrados;
en memoria de tus fatigadas bregas
por un mundo más humano.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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