PEQUEÑA
Pequeña como esa cereza roja,
pequeña
como esa flor del campo
que hoy
florece y mañana muere sin que nadie lo advierta, ni le llore.
Pequeña
como las hormiga que laboran y nadie les da salario,
pequeña
infinitamente pequeña como un grano de azúcar o sal.
Pequeña,
nada soy.
Polvo,
humo, nulidad en el espacio,
nulidad en
la tierra,
nada,
nada.
Nada llena
de amor.
Nada llena
de tu amistad,
nada llena
de alegría a raudal;
nada llena
de su Dios.
Ya no
quiere ser todo,
porque es
feliz siendo nada,
porque
siendo nada siempre se puede llenar de algo más.
Porque
siendo nada no tienen cargas, ni estrés,
porque
siendo nada no compite con nadie,
porque ve a
todos más arriba,
porque
siendo nada, no es envidiada, ni vitoreada.
Vive en la
templanza
en el árbol
de la sabiduría que le enseña vivir su realidad:
El hombre
es nada y a la nada volverá.
Autora:
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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