Aunque haya nubarrones
hay que ponerse la máscara de la sonrisa.
Aunque la tristeza hiele los huesos
hay que estar de pie.
Una máscara risueña
me coloco,
para aliviar el dolor y las penas.
Sonreír sana las heridas del alma,
y hace bien también al cuerpo.
Si los problemas son graves, mantén la calma
y mata la tensión con una sonrisa.
Si tu día no fue agradable;
se amable sonríe, aunque te cueste.
Una máscara eterna de alegría
no siempre se puede tener,
pero un sol de esperanza siempre debemos encender.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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