Dúo José Ángel Buesa y Edith Elvira Colqui Rojas
en su poema CANCIÓN DEL AMOR PROHIBIDO
Sólo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuánto amor esconde mi gesto indiferente.
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuánto amor esconde mi gesto indiferente.
Solo tú y yo sabemos lo que el corazón siente,
aunque nos saludamos en abrazo sombrío,
pues nadie puede ver que tú eres solo mío,
el sismo que provocas, en mi piel realmente.
Sólo tú y yo sabemos por qué mi boca miente,
relatando la historia de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...
Y aún nos arde en los labios algún beso reciente.
relatando la historia de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...
Y aún nos arde en los labios algún beso reciente.
¡Calla mi amor oculto!, no escuche esto la gente,
¡Qué tu boca se guarde, la lava de su río!
¡Qué el cielo no se entere, que anoche fuiste mío!
Qué ambos fundidos fuimos: ¡miel, beso, en un rocío!
Sólo tú y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.
Es el alba, simiente, que ronda en nuestra mente,
que germina el amor, a pesar del vacío
de no tenernos siempre, ¡plenos, completamente!
Y así dos orillas tu corazón y el mío,
pues, aunque las separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.
pues, aunque las separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.
Sí querido, debajo, de ese impetuoso río,
hervimos desbocados, en el mismo navío,
coinciden los amores en combustión frecuente.
en su poema CANCIÓN DEL AMOR PROHIBIDO
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