DÉJAME DECIRTE AMIGA, AMIGO
Déjame decirte amiga,
que para él yo solo vestí cielos arrebolados inspirados,
por él dejé todo, casa, familia y sueños forjados,
que en sus castillos dorados me vestí de margarita enamorada,
pero él no veía las galas que yo le regalaba,
¿Será que no me amaba?
¿O quizás conmigo jugaba?
¿Tendré que buscar otro clavel que calme mis ansias?
Déjame decirte amigo:
que los hombres no valoran las flores de verdadera entrega,
que a ese hombre yo le di mi vida entera
y me pago con el árbol seco de la desidia y la indiferencia,
¿Acaso no tienen prendido el foco de la experiencia?
¿No se dan cuenta cuando una mujer
quiere sus manzanos de ternura?
O es que con los años se hicieron piedra dura.
¡Por qué amigo mío!
No veía que por él me deshojaba,
que diariamente se lo demostraba,
y él como un perro abandonado
buscaba el aliento en otros brazos intrusos ajenos.
¡Hombres… hombres!
No se percatan del suicidio
de dejar a la mujer abandonada,
piensan que tenerlas a su lado
es haberlas para siempre comprado.
A la mujer hay que regarla, mimarla,
si no quieres que
alargue por otros lares sus miradas.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
Nota: esta es una creación literaria inspirada en hechos reales
de mujeres que pasan estas situaciones, no necesariamente es vivencia propia del autor.
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