LA MUERTE BESA MI SIEN
La muerte besa mi sien,
sigilosa y despacio, casi sin
hacer ruido.
¡La ha besado tantas veces!
Que sus besos de ultratumba
no me dan temor.
Hoy ha venido, me ha encontrado
dormida,
y la muy ladina me ha querido
besar nuevamente,
pero yo al despertar, la he
esquivado.
Es que luego de sus besos,
quiere hacerme caricias,
y luego de las caricias
seguro que quiere llevarme a su lecho,
¡Y yo a ese pertrecho no
entro!
Aún me faltan horas,
por llenar de sueños y metas,
aún mis alas, aunque un poco
rotas, pueden volar.
La muerte me seduce,
me susurra al oído que con
ella descansaré de trabajos y desvelos,
y que no tendré la
preocupación
de pagar los recibos de agua
y luz;
pero aun así, no me convence,
y sin que se dé cuenta,
me deslizo y huyo
por alguna rendija
y le saco la lengua con ironía.
Sé, que algún día terminaré
en sus brazos
como destino inevitable del
hombre,
pero aún no quiero irme con
ella, pues aquí soy feliz.
Pero cuando Dios disponga,
y sea el día señalado,
dejaré que me tome entre sus
brazos me iré con ella contenta y relajada,
¡Yo no le tengo miedo a sus
pisadas, ni a su cara,
pues la he visto tantas veces
en mis pieles!
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas-Perú-Derechos Reservados
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