Al filo de lo eterno
Voy al filo de lo eterno,
toda mi
vida me preparé para este momento.
Un ángel
levanta la mano
señal que
se ha cumplido el tiempo.
Voy serena,
descansada
¡Al fin me
desposaré con el eterno!
No llevo
equipaje,
voy sin
ataduras del hombre terreno.
Desprovista
de todo
y llena
solo de mí.
¡Cuanto
esperé este tiempo!
Suenan
voces angelicales
en los
vientos:
Veo los
ramajes de mi vida pasada:
muchos
lobos que quisieron manchar mis vestidos
con
sus intrigas.
Muchas
manos a quién socorrí en momentos de angustia.
Siento una
paz sobrenatural que me sobrecoge
el portón
del cielo
se abre
ante mis ojos
y su brillo
me empaña los ojos
¡Debo ser
purificada para resistir sus albos destellos!
Desciendo
al país de las culpas,
lavo mis
ropajes en sus piscinas,
y quedo
limpia radiante como seda blanca.
Siento que
ya estoy preparada.
Mi padre
eterno me recibe contento
en su
brazos ya no tengo zozobras ni miedos.
Los dolores
antiguos han pasado.
Aquí solo
paz y felicidad respiro,
¡Admirada,
el cielo celeste miro!
¡Que angosto es el camino para llegar aquí!
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