No quiero, tus horas muertas,
no quiero las sobras del día que me das,
¡Esos mendrugos raídos de tu amor!
Yo quiero mañanas relucientes,
tardes soleadas,
y noches de felicidad.
Tus horas muertas
no las quiero,
su cara ya cansada está.
Yo quiero un lucero reluciente,
mariposas de amor vivientes.
Tus horas muertas,
que no hablan,
que son solo retazos y sobras,
¡Esas, para que!
La mujer
vive de detalles.
Si dejas morir sus pétalos,
con tu indiferencia,
hombre pequeño,
no te quejes, después.
Quiero me regales lo mejor de tus días,
lo mejor de ti.
Horas muertas, horas yertas, no quiero,
¡Me saben a fruta agria y veneno!
Yo quiero tus horas vivas,
llenas de ternura y felicidad.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos
reservados- safe creative
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