Recostada en mi guitarra,
recorro los telares de mis penas.
Sus maderos macizos me dan valor.
Sus notas musicales
Me consuelan.
Gimo apoyada en mi guitarra.
El dolor hace nido en mi alma,
¡En mí Volaron las palomas de la calma!
¡Habla guitarra, suena!
¡Dile que vuelva a mis manos de seda!
¿Por qué el amor de algunos hombres
es de arena?
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados-copyright ©
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