Nuestras manos se engrandecen,
cuando de amar se trata;
con sus dedos queremos rasgarnos las pieles y
tocarnos el alma.
Nos queremos contener completamente
en ellas.
Tus manos cercan mi cintura y mi espada;
las mías abrazan tu cuello.
Luego te beso,
me besas,
nos besamos...
Nuestras manos,
tienen el calor del fuego enamorado,
en sus hogueras.
Son sensibles, al temblor de nuestras pieles.
Nos abrazamos
cual engranajes precisos.
No queremos soltarnos.
Somos un solo corazón,
latiendo,
al unísono.
Queremos encapsular
este momento
en nuestras manos...
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas - Perú - Derechos
reservados
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