Se suicidaron las palabras en mi tintero
llora la inspiración su desconsuelo.
Muere el verso crucificado en su madero,
arrastra las gruesas cadenas del tedio
Muere el verso solitario,
sin pañuelitos de compasión.
Su inspiración hace luto.
El verso, el verso perdió su norte,
su cadencia, su ritmo,
sus metáforas modernas.
Es un fantasma,
sin corazón sin alma,
solo vaga con la mirada perdida
pero ya no habla.
Ahora yace,
lánguido, agonizando, letras desérticas.
Y callará su voz melodiosa,
y dormirá su sueño en nubes de descanso.
Mi verso, ayer fue virgen mozuela, llena de vida,
hoy solo es pluma escondida
en cartas de despedida.
Sálvate verso amigo, sálvate,
no mueras tan pronto,
bebe paz, descansa un poco,
reposa...
Luego,
resucita de tu letargo
¡Resurge!
Volverás nuevamente con tus vestidos coloridos
y con ímpetu juvenil remozado.
Bailarás nueva danza de alegría en mis tinteros.
Se acabó tu tiempo de desierto y sequedad
llegan para ti,
veranos nuevos.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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