Consoladoras Ninfas, alumbradme,
grandiosas moradoras de los cielos,
del bosque, del camino y los riachuelos,
auxilio de poetas, ¡inspiradme!
Embebecida estoy, ¡por Dios, habladme!
que me encuentro sumida en mis desvelos
y pretendo alcanzarais vuestros vuelos,
¡Venid mágicas damas, consoladme!
Dejad esas lagunas encantadas,
de rubias fantasías excitantes
para nutrir mi pluma en vuestras rosas.
¡Escuchadme princesas delicadas!
que quiero en vuestros moldes elegantes
las mágicas esencias luminosas...
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