Te fuiste amado.
La silla de tu presencia está vacía
ese cuadro en que posábamos tan felices
se borró de la pena.
y la nostalgia prende ya sus candelabros en mi alma.
Este cuarto luce tan vacío sin ti,
los violines de la pena entonan sus nostálgicas notas,
y mi luna poco a poco se apaga.
Amado, tú te fuiste aquel octubre aciago
de invierno frío.
Lloraba el cielo en tu faz
pero te tenías que ir
a pesar de que no querías.
Era el destino marcado para los dos.
Era la daga del infortunio que visitaba nuestros cuerpos.
Amado yo no te olvido,
tus ternuras aún se marcan a fuego en mi piel,
aún siento frescos los besos, que me diste y que te di.
No he podido arrancarte de las paredes de mis ser,
y en el espejo de la nostalgia,
siempre te vuelvo a ver.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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