Almas en pena
Se oyen los gritos aterradores,
de almas en pena,
incrustan sus llantos en
abismos con fuego y azufre.
de almas en pena,
incrustan sus llantos en
abismos con fuego y azufre.
Son almas en quejidos dolorosos,
de rostros despintados,
de mirada perdida,
que alguna vez
vivieron en este mundo
pero que tuvieron que vagar errantes
porque un acontecimiento, aciago, violento
les arrancó la vida.
Viajan entre sepulcros y parajes solitarios.
Son madres que lloran a sus hijos muertos,
o hijos no nacidos que buscan a sus madres,
sus gritos son sórdidos, lastimeros, conmueven.
Se ve la silueta pavorosa, en el camino solitario,
que cruza como un rayo
que se esconde detrás de un árbol
las buscas y no está.
Otras sombras vagan todas las noches por los cementerios,
con ropajes distintos,
según la época en que vivieron.
Hacen diversas cosas pero todas constantes, iguales cada noche.
Hay una que me llama la atención,
y que vive acá cerca en un castillo que un Virrey construyó para una bella dama,
pero como era de clase baja, el amor era secreto.
Y un día ella lo engañó, pues poco lo veía.
Él cegado por los celos la mató.
Ahora ella vaga errante aquí, en el Castillo de Chancay,
con vestidos de época virreinal,
pero llora mucho y se lamenta,
seguramente por haber perdido su juventud tan pronto.
Ella era hermosa y muy apreciada,
y ahora es sólo sombra de la nada,
triste alma en pena, desgastada.
Autora: Edith Elvira
Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario