La muerte
La muerte, esa
señora de ropaje negro y guadaña afilada
Que busca siempre
a quien llevarse en sus bolsillos.
La muerte que como pájaros negros nos rodea el alma,
tocando violines en la última función de la vida.
Busca un alma que esté al final de su camino.
Toca el borde del hombre más fino
y también del menos favorecido.
Nadie se libra de sus manos.
No perdona raza, religión o sexo,
si eres niño o eres anciano.
Que no le importa visitarte
en tu casa o en tu trabajo
en la calle o en tu patio
La muerte espera su turno
muy tranquila y descansada,
tiene su tiempo bien marcado.
Tiene su momento indicado.
Tienes que estar preparado.
Una vida ordenada y
una vida muy clara
no temen a la muerte y su guadaña.
¡Oh, muerte!, eres descanso para el alma que llora
y horror para el alma anclada
en los placeres de esta vida.
Algún día, querida muerte,
visitaré tu rostro contenta,
tomaremos un café bien cargado,
y nos iremos a bailar la fiesta.
Autora Edith
Elvira Colqui Rojas-Perú-derechos reservados
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