Ese día, el
poeta
estaba de traje negro, de chaqueta;
camisa blanca inmaculada,
y semblante serio.
Pero en sus ojos tiernos
dejaba ver sus misterios,
misterios de su vida,
misterios de sus sueños,
de su andar por la vida...
¡Qué dulce se veía,
que voz tan serena,
cuánta sabiduría desbordaba en sus labios!
Yo solo atinaba a mirarlo,
las palabras van de viaje
cuando el amor envuelve.
Y mirándolo lo amaba intensamente,
lo contemplaba y lo amaba más todavía.
Fue en un viaje,
en una casa de playa lejana,
el aire soplaba en hojas de amor,
la lluvia besaba sus labios y los míos,
el sol irradiaba su cara y sus ojos,
esos ojos, que se clavaron en mi alma,
para nunca salir.
Parecía un ángel,
un príncipe encantado...
Yo lo contemplaba tanto,
que no me había dado cuenta,
que de él, me había enamorado...
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas – Perú- Derechos reservados
estaba de traje negro, de chaqueta;
camisa blanca inmaculada,
y semblante serio.
Pero en sus ojos tiernos
dejaba ver sus misterios,
misterios de su vida,
misterios de sus sueños,
de su andar por la vida...
¡Qué dulce se veía,
que voz tan serena,
cuánta sabiduría desbordaba en sus labios!
Yo solo atinaba a mirarlo,
las palabras van de viaje
cuando el amor envuelve.
Y mirándolo lo amaba intensamente,
lo contemplaba y lo amaba más todavía.
Fue en un viaje,
en una casa de playa lejana,
el aire soplaba en hojas de amor,
la lluvia besaba sus labios y los míos,
el sol irradiaba su cara y sus ojos,
esos ojos, que se clavaron en mi alma,
para nunca salir.
Parecía un ángel,
un príncipe encantado...
Yo lo contemplaba tanto,
que no me había dado cuenta,
que de él, me había enamorado...
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas – Perú- Derechos reservados
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