Neruda socava el verso,
planta la palabra y el sentimiento
en el jardín preciso.
¡Ah, vate prominente!
Tus versos calan las estaciones
completas del alma;
Son cuerpo de mujer
que siempre dan placer ver, oír
y sentir...
Neruda,
numen inmortal,
tu voz de manantial fresco
aún florece en
la almas de nuestros contemporáneos,
porque fueron hechos de carne,
huesos y nervios,
porque su sentimiento
cimbra a los lectores de todo el
mundo.
Su belleza y pulcritud
son alfombra erudita
que acaricia el ser.
El fuego del amor
se incendia en tus versos,
la amada es querida, deseada,
idolatrada, olvidada.
Vientos del verano se llevaron
tu cuerpo,
pero inmortal tú cantas entre
pinos, aire, sol y montañas despiertas.
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas-Perú-Derechos Reservados
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