EL ALMA SE DESHACE EN PENA
El alma se deshace en pena
si no viene el amado que la anega.
Deja su paz de palomas serenas
e inquieta vaga en su morada quebrantada
que de hambre y oscuridad está plagada.
Hambre de su hacedor
tiene en su aldaba,
hambre de sus besos,
de sus aquiescencias en oro bordadas.
El alma en desasosiego,
se retuerce en su estancia solitaria
nada le conforma,
ni los lujos, ni los honores, ni los deliciosos vinos;
solo ansía desesperada
la fina esencia de las rosas que su amado
en sus blancas manos le otorgaba.
No concibe el sueño,
sedienta busca al dueño de su paz,
y en lo más hondo de su dolor
entiende que este momento aciago
es el crisol necesario
para purificar sus partituras
y presentarse ante su amado con claridad de mañana.
Autora:
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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