Nuestra noche,
noche telúrica,
de lobos hambrientos
en cuerpos sedientos,
aúlla descontrolada
en los cuatro vientos del
deseo.
Me diste un beso
con sabor a eternidad
y yo volé al infinito
contigo.
juntos viajamos en un solo
sueño
el sueño llamado felicidad.
¡Ah, nuestra noche!
Fue tan mágica, aromática
y sensual.
Un paraíso ideal de verdad.
Hubo entrega mutua,
hubo combustión de cuerpos,
y fusión de nítidas almas.
Esa noche,
nuestra noche,
nos amamos sin tapujos y en
derroche.
Fue nuestra noche:
tuya y mía y de nadie
más.
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas-Perú-Derechos reservados
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