Que me impulsen las altas olas bravías
a borrar tu nombre de mis vitrales.
Que me ayuden
los frescos vientos con su voz callada
a no pensarte,
Que no queden sus bosquejos añejos
y sus uñas recuerdos
no me desgarren mas el alma,
¡Que ya no sangres en mí!
Que tus ojos
ya no claven sus ternuras
en mis ojos,
que tu boca
no disfrute mas
en mi boca roja.
Que tu piel
sea
piedra muerta olvidada,
y tu voz
solo agua desabrida en mi alma.
Que muera tu recuerdo,
oxidado y retorcido,
y que en su mausoleo
sus huesos se calcinen,
Que sus hojas no reverdezcan,
que lloren
en sus cajas negras
de soledad.
¡Quiero olvidarlo Dios mío,
de mi cuerpo y alma sepultarlo!
Entonces
resucitaré radiante
mujer nueva,
y subiré tranquila la cuesta,
sola sin ti,
como mariposa liberada.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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