Tu voz, amado:
Azucenas y enredaderas frescas,
coro de ángeles celestiales;
escaleras que me llevan al cielo.
Tu voz,
sol que besa mis oídos,
luna enamorada que me hechiza.
Amo el tono cálido y dulce de tu voz,
parece que un riachuelo por sus riberas corriera,
y sus aguas, quisieran besarme solo a mí.
Tu voz amado,
es mi resurrección.
De su mano vivo,
de sus perfumes me alimento.
¡Ah tu voz mi gorrioncillo!
Canta siempre a punto en mi ventana;
como compañera, amiga, hermana.
Tu voz,
viene suave a mis florestas,
sube las tejas rojas de mi casa.
Suena su timbre por mis tapiales.
Tu voz conquistó la Roma de mi corazón.
En sus fonemas cantarines, bebo vida.
Ah, mi amado.
Tu voz,
palomas blancas
que reposan en mis vestidos solazadas.
Dulce sinfonía de Beethoven en mis oídos.
Rosicler de inmensa ternura.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-derechos reservados
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