Frente
a la soledad,
me descubro
indefensa, niña asustada.
Sus largas cabelleras
son aterradoras.
Su noche, hilera oscura
y sus manos, ¡tan frías!
Frente a ella
estoy desnuda,
sin armas.
Me mira con sus ojos
inquisidores,
me quiere abrazar
apretadamente,
pero yo no me dejo,
¡No quiero hundirme en
sus largos silencios,
ni sentir sus cirios de
nostalgia!
Frente a esta soledad de
hielo
que hoy me visita,
siento desparecer mis
esperanzas como humo gaseoso.
Sus negros mantos quieren
apagar mis ilusiones,
¡Pero yo no la dejo, no la dejo!
Todavía tengo sueños prendidos en mi tintero,
Todavía tengo sueños prendidos en mi tintero,
todavía hay estrellas
detrás de las nubes negras.
Todavía puedo renacer,
en la aureola de mis metas y proyectos.
No, ahora ya no estoy
sola,
estamos juntos: yo y mis
sueños por lograr.
Unidos espantaremos esta soledad de piedra.
Ella se irá arrepentida.
Aquí para ella,
ya no hay lugar.
Autora: Edith Elvira
Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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