El reloj del tiempo marca
sus agujas ligeras.
En el eco vagabundo,
detiene los instantes que ya no volverán.
Deshace nuestros castillos de sueños como cera.
Deshace nuestros castillos de sueños como cera.
¡Ay, el tiempo
se lleva juventud, fama,
riqueza,
en sus relojes de arena!
Entre las manos solo quedan
los recuerdos
flotando como nubes lejanas
y la impotencia de
retenerlo
y el sabor amargo de no
poder estirar sus cabellos.
Tiempo tirano, no te
lleves mis sueños:
Todavía tengo cielos que
descubrir,
todavía tengo amores por
amar.
Aún mi voz canta lozana.
Aunque me hayas dejado profundos surcos
en la cara y en la frente.
Autora: Edith Elvira Colqui
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