La farola erguida y silenciosa,
esperaba tu llegada
ansiosa.
En esa noche de frío
invierno
prende sus luces
generosa.
Mira a los transeúntes que
circulan,
pero no te ve a ti,
y estática, muda se queda.
Farola de mis calles
Barranquinas,
no apagues tus luces
de amarilla luz.
Espera conmigo
a este amor
que no llega.
Sigue en pie,
No claudiques, mi señora.
Ilumíname la ilusión que se
muere.
Mi amado llega...
La farola sonríe.
Mi corazón se emociona;
todo lo veo, bello, puro,
sublime.
Mi farola
mira absorta como lo beso.
Es mi cómplice, mi hermana,
se alegra conmigo.
¿Ay mejor dádiva que estar
con el amado?
Le pregunto.
Ella me mira, siempre
bella, erguida y silenciosa.
Autora: Edith Elvira Colqui
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