La vida es un aljibe
La vida es un aljibe,
un aljibe insondable,
profundo y hueco.
En sus recónditas paredes
hay agua
que nos sacia,
pero a veces también nos
ahoga.
Un aljibe viajero,
donde queremos saciar
nuestros instintos y pasiones
nuestros deseos y sueños...
Pero sus profundidades a
veces nos limitan
nos hacen ver
¡Tan pequeños!
Otras veces,
queremos apoderarnos del
aljibe
que sea para nosotros solos
¡Qué otros no beban de él!
Entonces nuestros baldes se
derraman
y nos mojan y quedamos ¡Tan
solos!
La vida,
ese aljibe que lo tiene todo
para ser felices,
pero a veces su muros están
velados,
para los que no
entienden que lo cotidiano, lo simple,
rebosa de aguas de felicidad.
La mañana por ejemplo
es el símbolo del amor de
Dios a los hombres,
como si nos dijera:
"Mira, todavía confío en
ti y te regalo esta alborada
para que la aproveches y seas
feliz"
Ay, la vida,
aljibes misteriosos,
complejos,
escabrosos,
pero tan simples,
si miramos todo con
balance, ecuanimidad y calma.
Y sobre todo,
si sabemos compartir el agua
de nuestro aljibe con los
demás,
¿Para qué morir ahogados con tantos baldes?
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos
reservados
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