Nunca pelees delante de tus hijos
provocas traumas irremediables
en sus nervios
y su persona.
Sé razonable.
piensa primero en ellos.
Cálmate relájate, toma aire y
espera que estén dormidos.
Y si es posible evita los
gritos y peleas
Conversando todo se arregla.
Los gritos y ofensas solo
provocan caldero de ira y resentimientos.
Piensa en los niños un momento
¿Qué culpa tienen ellos?
Las peleas de los padres les
afectan,
aunque sean muy pequeños ellos
se dan cuenta.
Y si la vida de los padres es
puro grito y guerras
imagínate que pasa por la
cabeza de ellos.
Imagínate ese recuerdo penoso
de su infancia marcado como clavo para siempre hasta su adultez y muerte.
Si peleas con tu
esposo o pareja,
siempre mantén la cordura, la
paciencia,
porque detrás de ellas se juega
el futuro emocional de tus hijos
y también la estabilidad de tu
familia.
¡Esa que dices querer tanto!
Usa la inteligencia y si no
puedes dominar la ira,
pídele al buen Dios paz y
paciencia
y tendrás en tu vida buena
conciencia
de haber frenado la violencia.
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas-Perú-Derechos reservados
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